CONOCÉ
Visibilizamos conflictos socio-ambientales sobre el uso de agroquímicos en Córdoba.
El avance del actual modelo agrícola y el desmonte que implica esta forma de producción, convirtió a Córdoba en un territorio con riesgo ambiental. Las consecuencias del uso intensivo de agroquímicos para los cultivos de soja transgénica, provocaron una gran cantidad de problemas ambientales y sanitarios, aumentando el número de enfermedades cancerígenas, malformaciones congénitas, lupus, artritis, púrpura, problemas renales y respiratorios y alergias varias. Además, la ausencia de un plan ordenado de rotaciones en los cultivos, entre otras causas, generó la erosión y degradación de los suelos.
En este contexto, desde hace más 15 años, distintas organizaciones de la sociedad civil, grupos de vecinos y vecinas de comunidades afectadas y profesionales comenzaron a investigar y a denunciar los efectos de la aplicación desproporcionada de agroquímicos. Así surgieron los Pueblos Fumigados.
Desde Fundeps, consideramos que la problemática en torno a la aplicación de agroquímicos debe de ser examinada desde una perspectiva integral, ambiental y de salud pública. Entendemos que el modelo de producción agrícola dominante es un modelo de producción insostenible desde el punto de vista ambiental, social y económico, pues se asienta sobre prácticas que generan numerosas externalidades negativas para el ambiente y la salud de la población.
Este documento señala ciertos aspectos controvertidos respecto al uso de agroquímicos. Asimismo, se centra en el glifosato como punto de partida pues se trata del herbicida de mayor uso en nuestro país y, además, se encuentra en el centro de la escena desde hace años por la continua controversia respecto a su toxicidad y su uso indiscriminado.
El daño a la salud de las comunidades sometidas de manera continua a las fumigaciones es, sin dudas, el aspecto que exige de manera más urgente adopción de medidas protectorias. En la actualidad existen evidencias científicas y numerosos pronunciamientos judiciales que alertan sobre los efectos negativos e irreversibles en la salud de la población.
La seguridad alimentaria también se ve afectada por el intensivo uso de agroquímicos. Se encuentra probada la existencia de fitosanitarios en numerosas partidas de frutas y verduras quedando en evidencia la deficiencia en los controles que no llegan o llegan tarde, cuando los alimentos ya están en las góndolas o en la mesa, con el consecuente riesgo para quienes se alimentan de tales productos.
La contaminación de los recursos hídricos produce diversos efectos, tales como la eutrofización, lo que genera una “disfunción ecológica”, y consecuente mortandad de peces y anfibios. Finalmente, se produce un aumento en el peligro de consumo de agua y peces contaminados por parte de animales superiores, como el propio ser humano.
La aplicación directa sobre las zonas producidas contamina al suelo que sostiene tal actividad, aunque tal contaminación también impacta en aquellos suelos destinados a usos no agrícolas. Además la persistencia en el sustrato que tienen la mayoría de los agroquímicos conlleva la eliminación, sin distinción, de organismos vivos que habitan en él, lo que a largo plazo produce la desertificación e inutilización de los suelos.
Creemos que la problemática debe de ser tratada y analizada integralmente, desde una perspectiva basada en el respeto de los derechos humanos, tanto en su faz colectiva como individual, poniendo especial atención en aquellos sectores poblacionales en situación de vulnerabilidad. Tales lineamientos exigen al Estado la puesta en marcha de políticas públicas estatales urgentes para abordar la emergencia agroquímica que aqueja a muchas comunidades.
La información que compartimos está basada principalmente en artículos periodísticos, publicaciones online, entrevistas y bibliografía.